jueves, 14 de enero de 2016

LA HISTORIA DEL INDIGENTE AL QUE NEGARON VIVIR

Entrevista realizada en el Campamento Dignidad (Plaza Nueva - Sevilla)


EL HOMBRE VALIENTE QUE VIVE EN LA INVISIBILIDAD


En el Campamento Dignidad viene y se va la gente, es un lugar donde los indigentes de la ciudad acuden para preguntar, reflexionar, compartir y a este lugar días atrás vino el hombre nervioso que me interrumpía cuando entrevistaba a Tutorita, la mujer gitana de Rumania que nos ha dejado para transformarse en un árbol.

Aquel día de verano no le había podido atender, quizá por intentar imponerse ante el silencio de la mujer gitana que casi nunca hablaba. 

Anoche después de aquel encuentro fugaz encontramos por fin el espacio y el tiempo para profundizar en nuestras historias. 


Feliz (1978) iba acompañado de un peluche envuelto en una bolsa de color verde y antes de empezar la conversación invita a su compañero Messi a participar, le saca con cuidado, le acaricia y le posiciona en la mesa junto al pequeño compañero Ronaldo que había rescatado la semana pasada del mercadillo de Su Eminencia de "Las Tres Mil Viviendas", una de las zonas más marginales donde cada sábado los ecologistas de la ciudad que rescatan de los contenedores diversos materiales los exponen para su venta, intercambio...en este mundo se había encontrado a Ronaldo y no ha dudado ni un instante en rescatarlo como hizo con Messi que lo había rescatado en junio del año pasado de una canalización llena de basura en la zona de Charco La Pava, otro mercadillo que abre sus puertas cada domingo.

Feliz nació en un pequeño pueblo de Rumanía y al nacer el régimen comunista se hace cargo de su custodia ya que la madre no podría. En el orfanato  número 12, situado en la calle, tres pinos aprendió a leer y escribir en la escuela interna del orfanato, centro cerrado que no le permitía viajar o visitar a su familia.

A los doce años su madre obtiene la custodia y se lo lleva al pueblo natal, Comuna Stiubieni donde cursa hasta octavo de de primaria. Recuerda este periodo y se entristece ya que su madre no le apoyaba, sufría varias enfermedades que limitaba su capacidad de cuidado. Al finalizar los estudios primarios decide abandonar el pueblo natal para abrazar otro donde comienza a trabajar como granjero. 

Como granjero aprende a comunicarse con los animales, las cabras le daban problemas ya que iban a su rollo no como las ovejas que obedecían sus ordenes. Tras cuatro años como granjero se incorpora como cuidador de un bosque de una organización religiosa donde permanece dos años. 

Decide finalmente con 22 años probar suerte en el extranjero y en junio de 2008 se embarca en un autobús con 200 euros que le había proporcionado la organización religiosa con dirección a un pueblo de Castilla La Mancha para trabajar en la campaña de ajo en una empresa de un conocido de su pueblo natal. 

Después de un año abandona Castilla La Mancha para venirse a Sevilla para arreglar alguna documentación y decide quedarse. Al llegar en Sevilla se dirige al albergue municipal para solicitar una habitación y se le niega, llevaba siete días sin descansar y finalmente se mete en un contenedor cerca de Prado de San Sebastian y despierta ya dentro del interior del coche de basura de la empresa LIPASAM. 

Permanece cinco horas dentro del coche de recogida de basura, finalmente consigue llegar a una de las paredes del coche y hacer ruido con las manos y gritar. 

Fuera del contenedor fue ingresado en el hospital Virgen del Rocio y de allí directamente al albergue que a pocos días del alta médico lo expulsaron a la calle. 

Poco a poco comienza a caminar y conocer la ciudad y la inteligencia de la capa social más baja de la ciudad. Ve que muchas personas recogen chatarra y se pone mano a la obra para realizar las herramientas necesarias para empezar como ecologista chatarrero. 

El comienzo es duro, la gente le roba constantemente sus pertenencias, es una lucha diaria por conseguir un lugar donde guardar la chatarra y descansar. Encuentra cerca del río un lugar bien escondido lleno de basura y se pone a limpiarlo, sembrar arboles y construir la chabola, posteriormente adopta un labrador "Cutu" que le quitan un grupo de gitanos que le pegan hasta destrozar sus orejas.

Cuenta que lleva años luchando para que la sanidad pública le operen las orejas y sigue insistiendo. Le operaron una vez tras años de lucha y lleva dos años esperando para volver a ser operado. Dice que cada vez oye menos y teme no quedarse sordo...

Cuenta que cada vez que ve un labrador tiene el deseo de entrar en la piel del animal, dice que el es feo y que todos los animales de la tierra son muy guapos. 

Ya sin el labrador intenta adoptar otros perros que se lo quitan. Finalmente decide adoptar unos perritos de peluche que habitan en su chabola escondida junto a Sonia, una gata que tiene tres gatitos...

Lleva ya cerca de 8 años en la ciudad de Sevilla, es un invisible autentico que ama a pesar de todo, logra construir un espacio que le permite descansar y de día trabajar en la recogida de chatarra y todo para tener un techo en la vejez.

Sobre la ciudad y su gente afirma que es gente que derrocha mucho, en los contenedores se encuentra a diario muchos objetos y materiales en buen estado y dice que el mundo esta yendo por un mal camino.

Le gusta mucho la agricultura, los días de lluvia admira los arboles que ha sembrado en su chabola y acompaña en su crecimiento.  

En el momento de la entrevista le había preguntado sobre sus sueños y cuando fue la última vez que recibió un abrazo y me contesta que cada noche abraza sus perritos de peluche y llora. Añora los años de infancia, al menos te escuchaban, acariciaban. 

En este momento se pide disculpas por la intervención "violenta" de hace años, se acuerda perfectamente y le contesto que hoy era su día y me agradece por haberle escuchado.

Las personas sin techo necesitan esto, que le demos abrazos y le escuchemos, tienen muchas historias que contar y de ser tenidas sus historias en cuenta en esta humanidad el mundo sería distinto. 

Gracias Feliz, seguimos caminando sin destino, la vida es así, una lucha continua. 
  

          


































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