Llevo dos semanas en Rumania después de vivir 13 años en España y puedo afirmar que este país ignora los derechos humanos. En estas semanas he intentado entender que sucede con las personas sin techo y me he quedado horrorizado con la mentalidad de la sociedad y los políticos que ignoran por completo los derechos humanos de las personas sin techo. Lo más grave de todo fue ver que en la calle había niños y personas con capacidades diferentes sin ningún tipo de atención en la calle. Las ONGs culpabilizan a las personas sin techo de su situación y los medios de comunicación informan muy poco sobre el drama de los 12.000 sin techo de Rumania y cuando lo hacen lanzan estereotipos y prejuicios sobre el colectivo.
Los ayuntamientos ofrecen alojamiento solo en los tres meses de invierno, el resto del año duermen en la calle sin ningún tipo de recurso. Es una vergüenza que un país como Rumania que lleva desde 2007 en la Comunidad Europea no tenga un plan para la inclusión social de las personas sin techo. Cada año mueren 300 personas sin techo y nadie asume responsabilidad alguna por estos asesinatos.
Las personas sin techo son los refugiados urbanos que no reciben la atención necesaria, son ciudadanos europeos que mueren lentamente al raso sin que nadie se entere.
En ningún país de Europa he visto tanto desprecio por los derechos de las personas sin techo como en Rumania y en parte se debe por la mentalidad de la sociedad y la corrupción institucionalizada del gobierno.
Los gitanos son otro colectivo muy marginalizado y odiado por la sociedad rumana y muchos se ven obligados a emigrar en busca de países que sean más respetuosos con su cultura.