miércoles, 11 de enero de 2017

Muere de frío otra persona sin techo en Valencia

El hombre fallecido malvivía en el portal de una vetusta caseta junto al cementerio y rebuscaba comida en los contenedores. 


La muerte y el frío se dieron la mano el lunes junto al cementerio del barrio de Benimaclet. Una mujer que paseaba con su perro por el carril bici encontró el cadáver de un indigente indocumentado que malvivía en el portal de una vetusta caseta ferroviaria. El macabro hallazgo tuvo lugar sobre las diez de la mañana cerca de la rotonda de la avenida de Cataluña tras una de las noches más frías del invierno. 

Una patrulla de la Policía Local de Valencia y un equipo del Servicio de Ayuda Médica Urgente (SAMU) acudieron al lugar, concretamente al camino de las Fuentes en el inicio de la ronda norte, para comprobar la veracidad de una llamada telefónica recibida en el 112 que alertaba del hallazgo del cadáver de una persona. El médico certificó el fallecimiento del indigente y la policía avisó al juzgado de guardia de Valencia.
Poco después llegaron dos patrullas de la Policía Nacional, cuerpo que se hizo cargo de las investigaciones, una médico forense y un equipo de la Policía Científica. El cuerpo del indigente no presentaba signos aparentes de violencia, por lo que todo parece indicar que el hombre murió por causas naturales o una enfermedad agravada por las bajas temperaturas, según informaron fuentes médicas.
La forense examinó el cadáver durante varios minutos antes de que los especialistas de la policía lo fotografiaran y tomaran las huellas de los dedos para su identificación dactilar. Según los vecinos, el indigente fallecido tenía problemas con el alcohol, estaba enfermo y dormía por las noches en el estrecho portal de una vetusta caseta que perteneció a un guardabarreras de Renfe.
«Nosotros le llamábamos Pepe 'El Portugués'. Tosía mucho en los últimos días y se cuidaba poco», afirmó Pepe Ferrer. «Bebía mucho y hablaba solo pero no se metía con nadie. Siempre iba con el tetrabrik de vino en la mano», añadió Ferrer. El indigente rebuscaba comida en los contenedores. «Algunas veces le dábamos fiambre o lo que nos sobraba en casa para que no comiera de la basura. Esta noche ha hecho mucho frío y el pobre ha dormido en la calle», manifestó el vecino.
Los termómetros debían marcar los 0 grados centígrados en el punto donde fue hallado muerto el indigente. La isla de calor que supone la ciudad de Valencia, donde los edificios y el asfalto desprenden por la noche el calor acumulado durante el día, se ha visto favorecida por el viento en calma. Así, la diferencia de temperatura suele ser de unos cuatro grados centígrados entre el centro de la ciudad (4.9 ºC medidos la pasada noche en Viveros) y algunas zonas de terreno allanado en las afueras (0.6 ºC), como el aeropuerto de Manises o la huerta de Benimaclet.

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