miércoles, 22 de febrero de 2017

NEPOTISMO Y ENCHUFISMO EN PODEMOS

PODEMOS OFICINA DE COLOCACIÓN

La formación morada que cumple más de tres años en las instituciones ha logrado en un tiempo record montar una estructura clientelar que impide la trasformación social en nuestro país.

Recuerdo perfectamente la frase que gritaba la gente en el 15M, "no somos mercancía en manos de bankeros y políticos" frase que ha utilizado PODEMOS desde el principio más la palabra CASTA que hoy ya no escuchamos de sus líderes. ¿Será por sentirse ellos mismos casta?

Los líderes de PODEMOS criticaban al principio con dureza la corrupción y el clientelismo de los partidos tradicionales y en las instituciones han aprendido pisar mochetas y vestir el mismo traje que la casta PPSOECs.

En 15M dijimos una y otra vez que la solución no era ocupar cargos en las instituciones y no nos equivocamos ya que vestir el traje neoliberal te convierte en otro neoliberal que vive de las instituciones.

PODEMOS no es un proyecto del pueblo y el tiempo lo va confirmando, es un proyecto de la élite que ha elegido a un grupo de politólogos para evitar manifestaciones masivas en las calles y lo han logrado ya que PODEMOS ha paralizado la calle y la voluntad del pueblo que cada día esta más empobrecido.

El enchufismo/nepotismo es una práctica antigua que hoy sigue vigente y PODEMOS no se libra ya que desde sus inicios se ha encargado de trasformar el partido en una especie de oficina de colocación, utilizando las mismas prácticas que los demás partidos a los que tildaba de casta corrupta.

En palabras de la propia Irene Montero, nueva portavoz de PODEMOS, "el enchufismo es un acto legal pero no deja de ser corrupción" afirmaba en los pasillos del Congreso antes de ser nombrada como número dos de PODEMOS. 

Hay muchos ejemplos de enchufismo en la formación morada pero me limitaré a nombrar los casos más llamativos para que el pueblo tome consciencia y reaccione y sobre todo que la militancia de PODEMOS exija a la formación una democracia real y no espectáculo.

  • PABLO IGLESIAS - el líder de la formación primero coloco a su ex pareja Tania Sanchez como diputada de las cortes y luego a la actual pareja, Irene Montero. La misma Irene Montero una vez nombrada como portavoz de PODEMOS coloco a su amiga de facultad Ione Belarra como la segunda portavoz de la formación. Gloria Elizo que controlaba la Comisión de Garantias de la formación con su marido Pablo Fernández Alarcón por sus servicios en la comisión ha sido premiada con el cargo de portavoz tercera en el Congreso y su hombre, gerente de la formación. (liderará el equipo encargado de coordinarse con las alianzas territoriales y asentar la estrategia de unidad popular de cara a las municipales y autonómicas de 2019). La Comisión de Garantías ha recibido más de 80 mil quejas sobre fraude en el sistema de votación AGORA VOTING y Elizo y su esposo gestionan información muy sensible de la formación y por ello han sido premiados por Iglesias por miedo a no estallar el escandalo sobre el sistema de votación en PODEMOS. 
  • IÑIGO ERREJÓN - coloca a su ex pareja, Rita Maestre como portavoz del ayuntamiento de Madrid, el mismo Errejon enchufado en la Universidad de Málaga como investigador por su amigo Alberto Montero que luego el mismo Errejón ayudo para obtener el cargo de diputado en el Congreso. 
  • TERESA RODRÍGUEZ -la líder de PODEMOS Andalucía después de las europeas decidió colocar como asesor de la oficina europarlamentaria a su amigo de anticapi, Pablo Ganfornina y este a su vez coloco a su novia, Lorena Garrón Rincón como administrativa en el ayuntamiento de Sevilla a propuesta de Participa Sevilla la marca de Podemos que controla los anticapi en Sevilla.El concejal de Participa Sevilla, Julian Moreno, coloca a su pareja Olga Negrón Rojas en un cargo en la Diputación de Sevilla. Teresa también ayudo a su pareja, José María González "Kichi" para la alcaldía de Cádiz, pareja que controla Andalucía como territorio de los llamados anticapitalistas. De anticapi poco ya que a las personas sin techo que protestaron en Sevilla 127 días las ignoraron y el alcalde de Cádiz que sigue con la privatización de los servicios sociales (Grupo5) ha enviado en varias ocasiones a la policía local para echar a la gente sin techo que se resguardaba en el balneario La Caleta sin ofrecer soluciones.  
  • ADA COLAU - la alcaldesa de Barcelona nada más entrar en el ayuntamiento ha colocado a más de 80 personas como asesores y entre ellos su pareja, Adriá Alemany y el teniente de alcalde, Gerardo Pisarello coloca a su mujer, Vanesa Valiño como asesora de vivienda del ayuntamiento.   
Son muchos los ejemplos en los ayuntamientos, diputaciones, parlamentos autonómicos, senado, cámara de los diputados donde se han colocado muchos familiares de los políticos de la formación morada y muchos me diréis que la corrupción de PODEMOS en comparación con la del PPSOECs es insignificante y en parte tenéis razón. Pero la corrupción actual de PODEMOS genera más y más corrupción ya que se basa en el clientelismo, favores que se deben unos a otros y esta cadena interminable en un futuro acabará en una corrupción institucionalizada. 

PODEMOS cuando surgió nos prometió que acabarán con la corrupción y para ello hay que ser ejemplo y ellos han perdido la credibilidad y por ello PPSOECs se han quedado tranquilos ya que saben que han tomado el mismo camino que dará lugar a los discursos de siempre, Y TU MÁS y la gente esta harta de estos discursos en el parlamento donde se miden la propia corrupción. 

PODEMOS ha convertido las secretarias generales autonómicas en los feudos de los nuevos barones que luchan entre si por su trozo de PODER y en esta lucha interminable entre parejas, novios y amiguetes el pueblo pierde y no me parece justo. 

PODEMOS ha sido clave para que no haya revueltas en la calle y los partidos tradicionales en los pasillos del Congreso ven en Pablo Iglesias un héroe que con inteligencia y astucia ha sabido canalizar el cabreo del pueblo, al igual que Felipe Gonzalez en 1981. 

PODEMOS es un partido político más dentro de las instituciones que mira por sus intereses políticos y el pueblo debe salir del matrix podemita en el que llevan tres años y organizarse para llenar las plazas y exigir derechos y libertades. No hay derecho que nos traten como idiotas, somos pueblo y llevamos la razón de nuestra parte. 



lunes, 20 de febrero de 2017

NUNCA IMAGINE TANTA MISERIA MORAL

Desde la calle observas una y otra vez al mundo que cada vez camina con más prisa y te quedas horrorizado de la inmoralidad que ves alrededor. Tratas en todo el momento de mantenerte firme y sembrar justicia en un espacio lleno de injusticias y no es nada fácil.

Sigues caminando con la esperanza de que algún día aquel sueño de la infancia pueda volar y la inmoralidad que reina la tierra de los mortales te impide seguir, caes y te levantas y todo para alcanzar la IGUALDAD DE OPORTUNIDADES. 

Vivimos en una especie de imperialismo que impide vivir dignamente a millones de personas, un sistema criminal que se mantiene, resiste con la complicidad directa de los oprimidos. Los opresores capitalistas generadores de pobreza observan en sus confortables salones como los oprimidos nos peleamos a diario por un trozo de pan. 

Este sistema disfrazado de democracia capitalista es la continuidad de los sistemas anteriores, nada ha cambiado y hasta que no asumimos nuestra condición de pobres oprimidos nada cambiará. 

La inmoralidad es tal que de ser capaces de reconocerlo este mundo cambiaría pero tememos realmente en reconocer nuestros errores y esta actitud nos impide avanzar, evolucionar. 

Hemos perdido la capacidad de pensar, reflexionar, amar, nos hemos digitalizado y acostumbrado al confort que paraliza. Me quedo con este pequeño sueño y me aferro a el para seguir caminando en este jardín que cada día se queda sin sus flores.



lunes, 6 de febrero de 2017

LA JUSTICIA ARCHIVA LA PALIZA A LAGARDER POR UN GRUPO DE NAZIS DE LA ULTRADERECHA

nEGLIGENCIA POLICIAL



El activista Lagarder Danciu no da crédito a lo sucedido: la jueza del Juzgado de Instrucción 54 de Madrid, Marta Gutiérrez del Olmo Menéndez, ha archivado el caso de la paliza recibida por el rumano a manos de unos neonazis porque la Policía no entregó la denuncia de los hechos.

Lagarder fue agredido en la concentración celebrada el pasado 20 de noviembre en Madrid para "honrar" a Francisco Franco y a José Antonio Primo de Rivera, después de que este se acercara con un cartel en el que se leía "Franco asesino". Acto seguido, un total de siete ultraderechistas se abalanzaron hacia él y le pegaron una paliza que le ocasionó, entre otras cosas, una brecha en la cabeza.

¿Y qué hizo la Policía? Cuando los agentes le recogieron del suelo, le reprocharon: "¿Qué haces aquí?, ¡si tú eres rumano! No sabes nada del franquismo. Franco fue un presidente", relata a Público el agredido. Además, asegura que no le recomendaron ir al hospital, por lo que fue por su propia cuenta.

Lagarder recibió la llamada de la Brigada Policial dos días después de los hechos. En las dependencias policiales, el activista sin techo consiguió reconocer a cinco agresores. Pero nadie le dio una copia de la declaración, sólo un papel que certificaba su asistencia en la comisaría. Asimismo, le prometieron que mandarían una copia.

Doble rasero

Tres meses después, Lagarder y su abogado, Eric Sanz de Bermond, se han enterado de que la jueza ha archivado la causa porque no le ha llegado la denuncia del agredido. "No sabemos qué ha podido pasar", asegura el letrado. A Sanz de Bermond se le ocurren dos opciones: "O bien se ha traspapelado la denuncia, o la Policía sigue investigando los hechos, algo poco probable porque ya han transcurrido tres meses". No obstante, el abogado considera que, si la jueza sólo ha recibido el parte médico, tenía que haber tomado declaración al afectado antes de acordar el sobreseimiento del caso.

Lagarder, enfadado, compara su caso con el de la joven murciana que ha recibido una paliza a manos de "un grupo de extrema izquierda", según el atestado policial. En esta ocasión, los agresores han sido localizados, arrestados y puestos a disposición judicial, e incluso, el propio ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, ha condenado públicamente los hechos. En el caso del activista, la Policía no detuvo a los atacantes y sólo les tomó declaración como imputados. "En este país, cuando la ultraderecha agrede, no se hace nada", lamenta el rumano.







Lagarder, el rostro de los invisibles

ENTREVISTA - ZERO GRADOS

Agresiones físicas, noches a la intemperie, detenciones… Nada le importa a Lagarder, mientras piense que está obrando de acuerdo a sus principios. El activista está librando una cruzada por los derechos de las personas sin techo y contra todos aquellos que se lucran con el negocio de la pobreza.





Texto y fotografías: Adrián Luis//

20 de noviembre. España. Para algunos, una fiesta nacional. Un hombre con un cartón donde se puede leer “Franco asesino, vergüenza” irrumpe a viva voz en la conmemoración de la muerte del caudillo en Madrid. Enseguida, un grupo de unas seis o siete personas le arrojan al suelo y le propinan patadas y puñetazos. Ese hombre se llama Lagarder y esta es su historia.
Lagarder Danciu es un activista sin techo que defiende los Derechos Humanos. Su labor principal consiste en denunciar la situación de miles personas que carecen de un hogar y protestar en actos institucionales ante la incrédula mirada de la clase política. Hijo de gitanos, Lagarder nació el 3 de enero de 1981 en la ciudad rumana de Slatina, en plena dictadura comunista de Ceaușescu. “A los gitanos nos quitaban de nuestro seno familiar y nos institucionalizaban”, relata el activista, despojado de su madre nada más nacer para ser internado en un orfanato en esa misma localidad. Su padre se encontraba en prisión. Ahí aprendió a leer y a la literatura Lagarder debe su nombre. Su progenitor se inspiró en un personaje del escritor Paul Féval que le fascinaba: el espadachín Henri de Lagardère. Así que le pidió a la madre que le pusiera este nombre. Y ella cumplió con la promesa.
Con siete años Lagarder se tuvo que mudar a un nuevo centro de acogida, esta vez ubicado en Corabia. En estos hospicios, se juntaban niños de siete años con jóvenes de hasta veinte.  Los más mayores controlaban estos centros y abusaban de su poder, sobre todo para conseguir más comida, una comida que escaseaba. Lagarder y su grupo de amigos, aún niños, se propusieron que cuando fueran los veteranos terminarían con estos abusos. Y llegado el momento la pandilla de Lagarder lo consiguió. Por otra parte, el orfanato estaba lleno de chicos de etnia gitana y Lagarder fue educado para odiar a los gitanos, sin embargo, él nunca sucumbió. “Cerca de la escuela había un barrio marginal y yo me quedaba allí jugando con los niños que eran gitanos y me encantaba porque la familia vivía en chabolas y te invitaban a la casa a comer”, recuerda. Durante su infancia ya se vislumbraba cierto inconformismo y un afán de solidaridad.
Pero, ¿quién fue la artífice de esto? Su maestra, Cosoveanu Doina. “La igualdad de oportunidades que consiguió mi maestra en la escuela fue la semilla que de ti depende que florezca y que haya más semillas”, se sincera Lagarder, quien mejoró su rendimiento académico gracias al empeño de la docente. Aunque también hubo otras personas que influyeron en su personalidad.
Tras la caída de Ceaușescu, al orfanato llegaron unas cooperantes suecas. “Era como la cárcel, –confiesa el activista– en mi habitación éramos unas veinte personas y olía a orina”. Estas trabajadoras sociales cautivaron a un Lagarder con 10 años. Por primera vez en el centro alguien les preguntaba qué les apetecía hacer, cómo querían pintar las grises paredes. “Ellas nos aportaron esta parte emocional y aquel verano muchos logramos hacer pipí”, reconoce. Levantarse por la mañana con el pantalón mojado era un horror para los niños. Esto suponía golpes y llevar la prenda húmeda todo el día. Las trabajadoras consiguieron que superaran este problema: les aconsejaban no tomar demasiado líquido o les acompañaban al baño. Tal fue el impacto de la presencia de estas profesionales que Lagarder se interesó por los estudios de una de estas cooperantes y así fue como el chico descubrió su vocación, Trabajo Social: “Yo relacionaba siempre ser trabajador social como dar color a la vida”.













El mismo año que accedía a la universidad se instauraba la carrera de Trabajo Social. Lagarder ocultó su origen gitano y era “duro ser testigo de conversaciones” con los demás estudiantes porque decían barbaridades, lo que provocaba que él se cerrara más en sí mismo. A todo esto hay que añadir su orientación sexual, su homosexualidad.
Inmerso en la carrera, dedicaba los veranos a trabajar en la obra para costearse los gastos académicos. Para tal propósito, se desplazaba hasta Yugoslavia, en plena guerra de los Balcanes. Con ese dinero, podía asistir durante el curso a los seminarios, debates, etcétera. En el último año, Lagarder realizó las prácticas en la casa de acogida de su infancia, como no podía ser de otra forma.  Pero las cosas no habían prosperado mucho desde que concluyera su etapa de interno. La directora, hija de un senador, hacía negocio con los medicamentos del orfanato. Lagarder, fiel a sus principios, la denunció. Por aquel tiempo, también se enfrentó al primer ministro Adrian Năstase con 21 años. El estudiante irrumpió en el acto del político para quejarse de la situación de los niños de estos centros y, tal y como le sucede en la actualidad, el activista fue expulsado por los miembros de seguridad. No obstante, los medios se hicieron eco de la protesta.
Harto de la mentalidad de sus compatriotas, Lagarder se propuso salir de su país en busca de la libertad. Finalmente, optó por abandonar Rumanía. Portugal era el destino. El detonante de dicha decisión se hallaba en el deseo de su amor platónico por un mejor porvenir en Europa. Durante el viaje, la patrulla fronteriza paró al autobús para exigir 50 euros por cabeza a los emigrantes. Lagarder fue el único que se opuso amenazando con denunciarles. “Cállate, cállate, que no nos dejan pasar”, gritaban los pasajeros. El autocar continuó con el trayecto. Solo una persona se libró de pagar. Ya en Hungría, de nuevo la policía dio el alto al vehículo y obligó a bajar al insubordinado. Lagarder fue víctima de una paliza ante la pasividad de los viajeros.
En Portugal estuvo un año. Él y su amigo cayeron en la red de una mafia rumano-portuguesa. En 2005, Lagarder consiguió huir a España y se instaló en Aracena (provincia de Huelva). allí, una profesora de la escuela de adultos, Ángeles de los Reyes, le tendió la mano. Con su ayuda, pudo regularizar su situación, homologar su título universitario…
En España trabajó como jornalero en el campo, como jardinero y como camarero. También como traductor para la Policía. Hasta que por fin pudo dedicarse a su profesión. Estuvo casi 5 años en más de 24 centros educativos de Sevilla. Como mediador, intentó mejorar la relación entre el profesorado y el alumnado, sobre todo con los estudiantes gitanos. En algunas de estas escuelas, en colaboración con los profesores, pudo establecer una convivencia e igualdad. Sin embargo, en los últimos colegios de las Tres Mil Viviendas y Pino Montano se encontró con una segregación de gitanos en aulas diferenciadas. Era un proyecto de la Consejería de Educación con la ONG Unión Romaní. Y como se estaban produciendo irregularidades, el trabajador social envió a los tribunales al Departamento y después a la ONG por despido improcedente: “Lo que más me ha dolido y sigue doliendo fue expulsarme de la enseñanza porque a mí lo que más me gusta es enseñar y estar en la escuela”. A pesar de ganar ambas sentencias, Lagarder se marchó a Dinamarca para embarcarse en un nuevo proyecto, el programa de voluntariado de Humana People to People. Un año de preparación en el país escandinavo con el objetivo de trabajar en escuelas de Maputo. Pero descubrió que se trata de una red mafiosa. Lagarder lo denuncia ante las autoridades. Hoy en día, los directivos están en busca y captura por la Interpol.
“La lección de Dinamarca para mí fue como: ‘No hace falta huir hacia otros países, hay que enfrentarse a las cosas’”, reflexiona. Cansado de escapar, fue consciente de que las injusticias se propagan por todos los sitios, por tanto, centró sus esfuerzos en España. Tras retornar a Sevilla y con la llegada de Podemos, intentó entrar en la formación morada. Pero poco le duró la experiencia. Según Lagarder, se daban casos de amiguismo y dedocracia.  
En septiembre de 2015, un Lagarder sin recursos se decanta por el activismo como forma de vida. Se organiza en las calles de Sevilla con las personas sin techo y levantan el Campamento Dignidad, es decir, ocupan el espacio público con tiendas de campaña como protesta por su situación. Era una forma de visibilizar sus derechos ante las instituciones políticas y la sociedad. El 21 de octubre de 2015 el Ayuntamiento del PSOE, con el alcalde Juan Espadas, ordenó la intervención de la Policía y el activista fue detenido. El Consistorio hispalense subvencionaba con 6 millones de euros a la empresa Grupo 5. Por tanto, se produce una privatización de los servicios sociales. En palabras de Lagarder, estas corporaciones privadas no están interesadas en solucionar la pobreza sino que pretenden que perdure para seguir llevando a cabo sus negocios. Mientras tanto en Sevilla y en cualquier rincón de España siguen muriendo indigentes. Más que muertes, él las considera como “asesinatos institucionales de los políticos que pueden ser prevenidos perfectamente pero no quieren”. 













Tras el Campamento Dignidad se embarca en La Ruta de la Pobreza por España: 17 ciudades a lo largo de 2016 con el fin de radiografiar la precariedad social. “Pero lo más llamativo era ver en los ayuntamientos del cambio, como Barcelona, Madrid, Zaragoza, cómo no han dado ningún cambio”, crítica el agitador. La principal reivindicación consiste en la remunicipalización de los servicios sociales con el objetivo de erradicar el negocio de la pobreza. El activista en cada urbe toma contacto con las personas que viven en la calle para saber de primera mano sus historias a la par que investiga las actuaciones de los dirigentes políticos. Por último, emplea toda esta cruda realidad para exigir  respuestas en la cara de los políticos. Una de las formas más habituales de estos asaltos es la de boicotear –él lo denomina “reventar”– actos públicos. En general, a los políticos estas protestas les molestan ya que están presentes los medios de comunicación y se rompe un guion, un discurso preparado: “Los políticos, todo lo que tú ves en la tele, lo tienen todo, al milímetro, muy controlado”.
Durante la gira, hubo un punto de inflexión para Lagarder que supuso atraer la atención mediática y pública. El 24 de mayo de 2016, el activista boicoteó megáfono en mano la presentación de las listas del Partido Popular en el parque del Retiro con miras a las elecciones generales del 26 de junio. El acto estaba encabezado por el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. Los medios de comunicación no tardaron demasiado en poner nombre y apellido a ese espontáneo.
Lagarder necesita “un momento de preparación psicológica y emocional” consigo mismo antes de increpar a personalidades y políticos: “Diez minutos antes mi cuerpo todo está temblando pero yo tengo que ser frío y fuerte, entonces intento poner todo lo de la calle en mi mente, tienen que permanecer vivas las imágenes duras, los asesinatos, el hambre de la calle, entonces estas imágenes de violencia me dan fuerza para yo entrar y decir lo que hay que decir”.
La Ruta de la Pobreza continuaba recorriendo ciudades del mapa nacional. Lagarder aprovechaba la cobertura de los acontecimientos para llevar a cabo sus reivindicaciones: Génova el 26J, Ferraz durante la crisis socialista o el 20N. Cada vez más focos y cámaras pero también cada vez más represalias y miedos: “Muchas veces, el miedo es permanente sobre todo después del 20N vas con cuidado”. Como medida para evitar agresiones –ha recibido amenazas de muerte–, el sin techo ya no publica tanto en directo en las redes sociales. De este modo, despista a sus detractores ya que desconocen dónde se encuentra: “Los franquistas aquí han sido muy listos, lo han hecho de puta madre, porque han enquistado el ADN en la mentalidad de la gente de este país”.
El Día de la Constitución de ese año, Lagarder fue detenido en Málaga por reventar un acto del alcalde. La tormenta no amainó cuando salió de los calabozos. Al activista se le abrió un expediente de expulsión: “Mucha tristeza y mucha vergüenza porque llegar a este nivel tan alto, desde arriba, un Gobierno prestarse a firmar un BOE para echarte del país me parece una vergüenza”. Lagarder señala a Juan Ignacio Zoido, ministro de Interior y antiguo alcalde de Sevilla. En el periodo en el que Zoido era el máximo dirigente de la capital andaluza, Lagarder protestó por multar con 750 euros a las personas por rebuscar en la basura. El abogado del activista –que le representa de manera gratuita– presentó un recurso y la orden de deportación se ha paralizado, a la espera de que sea o no archivada.
Terminó el 2016 con la lucha por los derechos de los ciudadanos sin recursos. En el 2017 la lucha y La Ruta de la Pobreza prosiguen: “A lo mejor sigue de otra forma, en el sentido de no centrarse tanto en reventar actos de los políticos como en visibilizar y denunciar”. Pronto publicará un libro que servirá como otra forma de activismo. Hasta ahí vislumbra su propio horizonte: “Yo tampoco controlo los tiempos, soy una persona que me gusta mucho la espontaneidad y me dejo llevar por la ruta, por el viaje sin destino”.
FUENTE - ZERO GRADOS