martes, 7 de julio de 2015

LA LIBERTAD NO SE NEGOCIA

Historias auténticas, ignoradas en un mundo de nadie...

Los llamados "nadies" en nuestras sociedad son perseguidos en cada instante por su condición social, cultural...Hoy en el juzgado de guardia tuve el privilegio de conocer a un hombre valiente, un padre que hace dos años decidió abandonar Rumanía para cumplir el sueño de ser de nuevo conductor de camión.
Viorel, así se llama se vio sin posibilidad de renovar la acreditación de chófer de camiones y decidió venir a España para trabajar dos años en una empresa de Barcelona en la limpieza de contenedores. Una vez en Barcelona constata que la empresa no cumplía con lo acordado pero ya era tarde, había invertido en el viaje todos sus ahorros y de su familia.
A los tres meses decide marcharse con destino para la localidad Tomelloso-Ciudad Real para trabajar en la campaña de recogida de ajo y de nuevo se tapa con otra empresa que lo explota. Cuenta que a diario cargaba 3 camiones de ajo. Al día tenía que hacer 50 cajas de ajo para ganar lo suficiente para pagar la casa y la comida ya que lo ganado no llegaba para otras cosas. A las dos semanas tras denunciar a la empresa decide huir hacia lo desconocido...
Pero Viorel no se rinde y decide emprender un nuevo viaje y esta vez con destino hacia Portugal la ciudad de Fereira para la recogida de aceituna. Trabajando duro durante 6 meses consigue juntar un puño de monedas que transfiere a su familia que lo pasaba muy mal. La empresa lo tenía sin contrato pero al menos le pagaba 28 euros al día y aquello prometía según afirma.
La misma empresa lo mandan a Sevilla en Lora del Río para la recogida de cebolla, naranja, mandarines y patata. La empresa les forzaba a el y muchos ancianos de Rumanía a trabajar duro, "había que cumplir el objetivo que marcaba el empresario ya que de lo contrario no te pagaba" y no duro mucho ya que nuestro protagonista lo denuncia de nuevo en la policía.
Libre de nuevo con 50 euros en su bolsillo decide venirse para Sevilla en busca de la estación de autobuses para marcharse a su país.
En la estación se encuentra otros compatriotas en la misma situación y deciden emborracharse para olvidar los problemas. En la estación toma conciencia de muchas personas que se tienen que prostituir para poder conseguir dinero para marcharse a su país y el cae en la misma situación que le provoca mucho dolor ya que se considera heterosexual y llegar a esto es lo mas humillante que uno puede experimentar, afirma. Dolido de toda la situación, manifiesta su dolor pegando unos contenedores y un trabajador de lipasam llama a la policía que lo detiene por no tener documentación.
En el calabozo sin tabaco tiene un ataque y alza la voz a los agentes que posteriormente imputan aparte de no identificarse la desobediencia a la autoridad. En el juzgado con el abogado trabajamos para que la juez que tenía prisa y poca disposición tenga en cuenta sus circunstancias y lo ponga en libertad.
Entramos en el juicio y no deja hablar a nadie, tampoco a la defensa, actuaba como si el detenido fuera un delincuente y no un trabajador explotado durante dos años...Miro al abogado y el a mi y como veo que nadie decía nada intervengo como siempre explicando sus circunstancias así como la falta de antecedentes penales, suplico que lo dejen en libertad al mismo tiempo que el fiscal solicita 6 meses de cartel y multa de 120 euros.
La justicia carece en absoluto de valores, ignora al sujeto aplicando un código penal obsoleto que criminaliza la pobreza. Viorel ya consigue salir de aquel calabozo que le había cortado las alas durante dos días pero ahora es libre va camino hacia la estación de autobuses dejando atrás todas estas experiencias.
Viorel y el traductor a la salida del Juzgado en Sevilla


No hay comentarios:

Publicar un comentario